lunes, 29 de abril de 2013

Soy una docente innovadora, claro que sí


Realizando una reflexión de mi práctica pedagógica en el tiempo de servicios que tengo, he concluido que sí soy una docente innovadora. Porque trato de mejorar mi práctica pedagógica, de realizar adaptaciones y modificaciones a la planificación curricular; de capacitarme y estar actualizada; de aplicar lo que voy aprendiendo en los diversos certámenes y estudios que vengo realizando; teniendo en cuenta los intereses y necesidades de mis estudiantes, sorprendiéndolos en cada interacción que tenemos. Pues ellos, son los directos y primeros evaluadores de nuestro proceso, nuestros mejores consejeros de cómo desean se realice el trabajo en aula, lo que permite tenerlo presente en el proceso E-A.  A mis estudiantes, les doy confianza con respeto, les escucho y promuevo habilidades sociales. Trato de ser amena en las clases, insertando material tecnológico u otro, pero diferente para evitar la monotonía y permitiendo que ellos crezcan, a partir de sus habilidades y destrezas, interactuando con herramientas tecnológicas, las que pueden ser elaboradas por ellos mismos, promoviendo así las capacidades del área como analizar, reflexionar, etc.
Incentivo a que otros docentes, ya sea de mi especialidad o de otras, a que tengan apertura de cambio, invitándoles a estudiar, a capacitarse y actualizarse. Teniendo la satisfacción de ver que muchos de ellos están ya culminando estudios profesionales u otros.
Planifico mis ideas, que se concretizan en una serie de proyectos y planes de trabajo pedagógicos, que permitan crecer a todos los agentes de la institución donde laboro, integrando al grupo, respetando las diferencias, puntos de vista e identidades de cada miembro de la Comunidad sanmartinense. Por ello, los retos son parte de mí, lo que permite al final de cada trabajo o de cada interacción con los estudiantes estar satisfecha con lo que se hizo, alegría que lo festejo silenciosamente.
Por último, considero que en toda esta innovación docente, está presente la vocación profesional, el amor a lo que se realiza, pues así uno se siente feliz de contribuir a cambiar conductas en los estudiantes, por aportar al desarrollo de la Comunidad con  nuestro trabajo en aula, en la escuela, para que los estudiantes también sean agentes transformadores del desarrollo y progreso del contexto donde se desenvuelven, haciendo de él el mejor ambiente de convivencia armoniosa y de respeto al ambiente.






1 comentario:

  1. Estimada colega: Comparto contigo la última parte que hablas sobre la vocación de un docente, ya que si no fuese así estaríamos engañándonos a nosotros mismos y por consiguiente, a nuestros estudiantes.
    Pienso, que debemos ser conscientes y tener presente lo que dijo Mandela: "La educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar al mundo".
    Cordialmente,
    Luz Rodríguez.

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